La verdader idolatría

La verdader idolatría

Mateo 22: 34 – 40

Cuando escuchamos la palabra “idolatría” rápidamente pensamos en imágenes religiosas. Y la biblia habla de esto tanto en el antiguo testamento como en el nuevo. De hecho Israel de forma casi crónica caía en esta práctica una y otra vez.

Quiero dar el punta pie inicial de este artículo con la siguiente frase: “Todo lo que ocupa el lugar de Dios es un ídolo” (todo lo que remplaza a Dios es tu corazón lo es).   Es que el ser humano tiene una tendencia innata hacia la adoración, porque Dios nos creó para su gloría (Isaías 43:7). Pero cuando no enfocamos nuestra mente en Dios nuestro corazón se inclina hacia la idolatría e intentamos encontrar felicidad y llenura.

(1 Samuel 12: 19-22)

La nación de Israel, por ejemplo, en un momento de su historia comienza a reclamar un rey, pero esto no era lo que Dios deseaba sino que Él quería ser su rey, sin embargo buscaron seguridad en una persona humana pero pidieron “ser” como las otras naciones, de esta forma estaban dejando lo que los hacía diferentes de los demás por aquello que los igualaba. Insistieron porque buscaban identidad, pero no la identidad de Dios, la identidad que ellos deseaban. Cuando buscamos identidad, bienestar y poder en vanidades inútiles, estamos levantando ídolos en nuestro corazón.

En nosotros existen determinadas características físicas y psíquicas que nos convierten en quienes somos realmente, no obstante también hay un gran cumulo de elecciones que hacen a la composición de nuestra identidad.  Esas elecciones tienen que estar guiadas por un profundo amor a Dios, para que el orden de cada cosa sea correcto y lo que tiene que ser un aspecto de nosotros no sea un todo. Si te gusta un club de fútbol ¡eso está muy bien! El deporte es bueno, pero si tu identidad se explica en primer lugar por este club, algo no está en orden. Si tenés un oficio o una carrera ¡ eso es muy bueno! Pero en los aspectos más íntimos de tu vida la gente no te dirá “Doctor”, “Licenciada”, “Oficial”, “Profesora”, “Maestro”, “Encargado”, “Supervisora”, “Técnico”, etc. Porque antes que tu modo de vida está tu vida, la persona antes que el titulo.

El deseo de identificarnos con algo o alguien es natural pues Dios nos creó para identificarnos con Él, nos hizo a su imagen para representarlo sobre esta tierra y ejercer dominio sobre ella. Pero el pecado trastornó todo. Una forma de adorar a Dios es identificarnos abiertamente con Él (Marcos 8:38) y obtener su identidad, pero cuando Jesucristo no está en el trono de nuestro corazón, buscaré identidad en marcas, músicos, vestimentas, clubes, religiones, etc.

En mi vida puede haber ídolos de placer cuando no estoy dispuesto/a a relegar comodidad o placeres temporales. Si hay cosas que no puedo poner en segundo lugar, esto es un ídolo ¿Por qué? Porque Dios dijo como primer mandamiento que debemos amarlo con todo nuestro ser y con toda nuestra mente. Por eso, todo aquello que quita ese lugar o lo ocupa, es un ídolo y ese es mi dios. Si el sexo ocupa el primer lugar en mi vida, el sexo es mi dios. Si la comida ocupa el primer lugar, la glotonería es mi dios. Y así con todo aquello que en lugar de ser un área de mi vida es el centro.

Dios nos llama a regresar a una verdadera adoración, para eso debemos derribar los ídolos que podamos tener en nuestro corazón.